Ir al contenido principal

La justicia está en el corazón, capítulo 1

Capítulo 1: Jueves, 02 de abril de 2015
El subsecretario estaba sentado sobre su despacho como de costumbre, cuando entre.
-¿Qué quieres otra vez Velázquez?-
-Hablar con el ministro o ministra de este ministerio.-
-¿Y para qué?-
Reí y de nuevo dije:
-¡Quiero hablar con la máxima autoridad del ministerio!-
-¡Velázquez, por favor, olvídate de esa disparatada idea tuya!-
-No es en absoluto disparatada, a mi me parece muy acertada.-
-Bien sabes que no puedes restaurar tus propios cuadros.-
-Cuan injustas son las normas de este ministerio.-
-Algún día conseguirás que me de un ataque al corazón con tus sandeces, Velázquez.-
-Sandez ninguna, mis cuadros están siendo manoseados, maltratados, y incluso destruidos. ¡Es una masacre!, ¡Deseo hablar con el ministro de este ministerio!-
-¡Por dios Velázquez, este ministerio no tiene ministro, no hay nadie que mande más aquí que yo, así que anda, vete a pintar cuadros o lo que quieras y déjame en paz!-
De golpe, Ernesto Torquemada, entro sin ni siquiera llamar a la puerta, con una expresión mezcla de miedo y sorpresa, como si algo inesperado hubiera sucedido.
Detrás de él se encontraban Julián, Amelia y Alonso, con la misma expresión.
El subsecretario se levantó de repente de su silla, y dijo:
-¿Qué ocurre Ernesto?-
-Algo inhóspito, se ha encontrado algo realmente extraño en la entrada del pozo que desciende a las puertas del tiempo.-
-Una mujer, pelirroja, dormida sobre una cama en forma de corazón, sobre esa cama, en el cabecero hay inscrita una frase, ``La justicia está en el corazón’’- Dijo Amelia
Ni yo mismo podía creerlo ¿Una cama?, ¿En la entrada a las puertas hay una cama?
-¿Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta hasta ahora?- Dijo Salvador, el subsecretario.
-No lo sé, yo mismo he pasado por allí esta mañana.-Dijo Ernesto.
-¿Y la mujer está bien?- Dije yo.
-Sí, está bien, presenta algunas heridas, pero ninguna grave, debe estar dormida  por alguna substancia, cloroformo, supongo.- dijo Julián.
-Es como si hubiera estado luchando, tiene rozaduras en la mano derecha de coger una espada.-
-¿Y la ropa, de que época es?-
-La ropa es de esta época, lleva un vestido negro con un estampado de flores unas mayas negras y unos zapatos de tacón rojos.- Dijo Julián.
-Así que la habéis mirado con detenimiento.-
-¡No te jode, pensábamos que estaba muerta!- dijo Julián.
-¿Qué hacemos?- Dijo Ernesto un tanto desesperado.
-Bueno, pues no lo sé, hemos de investigar esto, Alonso y Ernesto, la vigilareis hasta que se despierte, Julián, cuando lo haga quiero un informe médico detallado, Velázquez, ya que estas aquí, harás un retrato de la mujer, e iras preguntando a todos los funcionarios a ver si averiguamos quien es, y tu Amelia, investiga a la mujer e intenta averiguar de dónde narices ha salido, ella, y la cama, y por favor Alonso y Ernesto, no dejéis que nadie suba ni baje por las escaleras.-
Así hicimos todos, yo con temor, me acerque junto con Júlian, Ernesto y Alonso al lugar narrado por el equipo.
Parecía casi obra de magia, allí estaba la mujer tumbada encima de la cama, era increíblemente bella, pelirroja,  casi rubia, con el pelo corto, parecía alta, casi tanto como Alonso, no era delgada, parecía fuerte. 
-Voy a ponerla de lado.-Dijo Julián.- Así si despierta con nauseas y vomita no se ahogara.-
Ernesto asintió y ayudo a su compañero mientras Alonso prohibía la entrada de un funcionario del siglo XVIII, que quería volver a su casa.
Me agache al lado derecho de la cama con mi cuaderno en las rodillas y empecé a dibujarla, su cara era redonda sus ojos un tanto alargados, sus cejas finas y arqueadas y su nariz delicada y fina. En cuanto hube terminado de dibujarla me levanté lentamente notando flaquear ligeramente mis piernas.
Alonso parecía interesado en ver el retrato, así que se lo enseñe. Enarcó una ceja al verlo y le pregunté su opinión.
-¿No te gusta?, ¿me ha quedado mal?-
-No, no todo lo contrario, pero es que diría que me suena, cada vez que la miró me recuerda a alguien, supongo.-
-¿Quieres decir que es de tu época?-
-No lo sé, tal vez.-
Me levanté dispuesto a interrogar a todos los funcionarios de la misma época que Alfonso, pero en cuanto me giré escuche:
-¿Dónde estoy?- Era una voz extremadamente dulce.
Me giré de repente como Alonso y Ernesto.
-Estas a salvo tranquila, me llamó Julián.-
-¿Pero que deshonra es esta?, traedme algo para ponerme encima, dios mío ¿pero quien me ha vestido así?-
-¿Quieres decir que no sueles vestir así?-
-¡No, por supuesto que no! ¿Por quien me ha tomado? ¡No soy una fulana dijo sentándose en la cama.-
-Disculpe señora…- dijo Alonso.
-¡Señorita, cuidado con sus palabras!-
-Discúlpeme, ¿pero que es lo último que recuerda?-
-¿Y eso a vos que os importa?-
-Mucho, puesto que estas donde estas.-
-¿Y dónde estoy si se puede saber?-
-No puede saberlo si antes no me cuenta lo último que vio.-
-¿Sabe acaso con quien está hablando?-
-No tengo el placer.-Dijo Ernesto.
-Yo creo que sí.- Dijo Alonso.
-Veis, aquí un hombre con entendimiento. Adelante pues, vos que me habéis reconocido, decidle a todo el mundo quien soy.-
-Vos sois la hija del general Cortés, general que dirigía y batallaba en Flandes, quien empezó como un simple soldado reclutado a la fuerza y acabo con más de veinte condecoraciones yo mismo luche junto con él  en una ocasión.-
La mujer se echo a reír.
-Hija dice, pero que hija ni que niño muerto, ¡yo soy el general Cortés!-
-Pero que decís, no calumniéis en su nombre.-
-No tranquilo, no calumnio en MÍ nombre.-
-¿Así pues luchasteis en Flandes?-
-Sí, así es, aunque una cosa de la que ha contado este hombre si es cierta, mi padre se vio obligado a luchar en esta guerra, pero mi padre tenía por aquel entonces cincuenta y nueve años, ya era casi un anciano, así que decidí cortarme el pelo, ponerme una venda bueno, en mis virtudes por así decirlo y lanzarme a batallar en Flandes, lo cierto es que nunca antes había cogido una espada,  pero ya veis, en aquella batalla aprendí, hasta ser mejor que este hombre que veis aquí.-
-Vaya, que eres Mulan.-Dijo Julián.
-¿Eso es un insulto?-
-No, más bien todo lo contrario.-
-Ja, lo dudo mucho, que una mujer como vos seáis igual o más hábil que yo para la espada.-
-¿Vos no presumíais de haber luchado junto a mí?- Dijo quitándose los zapatos.
-No creo que seáis vos el general Cortés.-
-Si me dejáis una espada os dejo comprobarlo.-
-Bien.-Dijo Alonso.
-¡Alto, hombre alto!- Dijo Ernesto.-Julián el informe médico.-
-¿Julián sois vos no?-Dijo la mujer señalando a el enfermero.
-Así es.-
-No tenéis aspecto de médico.-
-Bueno, aún estoy aprendiendo, solo te haré unas preguntas.-
-Está bien, si me respondéis vos una antes. ¿Qué hago aquí?-
-Eso es lo que estamos investigando, nadie sabe cómo has llegado hasta aquí.-
-Entonces adelante con las preguntas.-
-¿Cómo te llamas?-
-No me tutees, médico de pacotilla, mi nombre es Camila, Camila Cortés.-
-¿Qué edad tenéis señorita Cortés?-
-doce ¿no os parece?-
-Por favor señorita…-
-treinta y nueve-
-¡Y encima más joven que yo!- Grito Alonso, cosa que hizo reír a Camila.
-¡Alonso por favor!- Grito Julián.-
-¿Qué es lo último que recuerdas?-
La chica se puso a pensar y de golpe se tocó el vientre como si la vida le fuese en ello, con desespero.
-No hay sangre.-Susurro.
-¿Dónde?-Dijo Julián.
-Lo último que recuerdo es estar peleando con un hombre, y que este me atravesará con su espada por el estomago, recuerdo el dolor del acero y la sangre brotando de mi costado, después caí al suelo.-
-Eso es imposible, si te hubiera atravesado habrías…- Dijo Ernesto
-Muerto.-Susurró ella
-¡Dios mío!- Grité yo.
-Eso es imposible.- Dijo Julián.
 -Oh dios mío, debo de estar en el cielo, o peor ¡En el infierno!, es por eso que no quereís decirme donde me encuentro. ¡Estoy en el infierno!, ¿dios mío en que te he fallado yo?-
Júlian ordeno que nos fuéramos todos de aquella sala, para poder tranquilizar a Camila.
Así pues todos, menos Julián marchamos a la cafetería tras el desconcierto de haber oído la declaración estremecedora de Camila Cortés.
Mi cabeza no podía parar de pensar en cómo aquella chica había llegado allí sin que nadie viera siquiera la cama en forma de corazón.
Todos queríamos aparentar una falsa sensación de seriedad y tranquilidad, pero lo cierto es que todos estábamos profundamente nerviosos, atemorizados al no saber lo que aquella chica era capaz de hacer.
Fue entonces cuando reflexionando me empezaron a temblar las manos, haciendo caer mi cuaderno de bocetos de ellas. Fue Alonso quien lo recogió, y me dijo:

-Puedes estar tranquilo, el general Cortés era famoso por ser bueno, no era como los demás, él era egocéntrico pero tenía corazón, a diferencia de los otros generales y capitanes.-


CAPÍTULO 2: http://isabelmpasalodos.blogspot.com.es/2015/04/la-justicia-esta-en-el-corazon-capitulo_10.html

Comentarios

  1. Bien, me gusta, buen principio de la historia. Pero creo que debes revisarlo; falta alguna coma, algún acento, coherencia de verbos ("que este me atravesará con su espada....") y el guión final no hace falta. Quizás falta alguna descripción entre los diálogos, sobretodo por si lo lee alguien que no esté del todo familiarizado con la serie.
    No entiendo una cosa: ¿la cama está en mitad del paso?
    La mujer de la cama me parece un poco presuntuosa, para alguien que aparece de pronto en un lugar extraño, en otra época... Cuando dice: "No tenéis aspecto de médico" ¿por qué lo dice? ¿cual es el aspecto de un médico? habría que repasar un poco la coherencia y lógica del relato.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. con permiso por meterme donde no he sido llamada, puede que Camila no le vea pinta de médico porque por lo general en aquella época o eran judíos o árabes los mejores médicos, o iban togados, creo recordar. Julián al no tener ningún distintivo pasaría desapercibido a ojos de ella

      Eliminar
  2. Wow pues le veo mucha lógica a tu critica muchas gracias en el próximo capítulo lo tendré en cuenta.

    ResponderEliminar
  3. Wow pues le veo mucha lógica a tu critica muchas gracias en el próximo capítulo lo tendré en cuenta.

    ResponderEliminar
  4. Hola Isabel
    Encantado de saludarte ¿Qué tal estás? 😀

    Te escribo ya que creaste este fanfic relato, sobre el MInisterio del Tiempo , titulado "la justicia está en el corazón"

    Con tu permiso me gustaría invitarte como creadora y nos gustaría contar con tu imaginación, como autor de algún relato en torno a la trama que una comunidad de fans de la serie TV estamos trabajando. Hemos creado un evento FAN de redes sociales para dentro de una semana y pico, este lunes 22 mayo por la noche

    La idea es crear (antes del dia 22 de mayo) , relatos o microrelatos para que así, las gente puede comentar sobre ellos en ese evento.
    Ya tenemos coordinada la premisa tematica, el origen de conflicto común a las misiones que estaré encantado de comentarte si te apetece participar :)

    En resumen los RELATOS fan fic serían distintas peripecias o "misiones" a gusto de cada autor :)

    Te apetecería?
    No haría falta que fuera largo, puede ser un micro-relato, o un fan fic largo, como cada uno guste

    Mi contacto es miguel.sannicasio@gmail.com o por aqui, si tuvieras cualquier consulta no dudes en contactarme


    Muchas gracias Isabel y buen fin de semana :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sii, estoy interesada ahora te envío un email para que me informes :D

      Eliminar
  5. me gustó esta parte...como sólo soy lector lo unico que puedo decir es ...a seguir leyendo 😉

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Omar, hay 5 capítulos más y antes del 29 estará acabada, me alegro de que te guste :D

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La calle/ La rue

¡Buenos días libres lectores de mi blog! Hoy os traígo un pequeño relato/reflexión que escribí ayer, a ver que os parece. (Lo intentaré traducir también al francés) Espero que os guste: LA CALLE Ojalá te gustase pasear por nuestras calles.  Anhelo que sean bonitas, impecables.  No hay ni una baldosa rota o descolocada en tu calle. Quiero que hayan músicos itinerantes, que organizen eventos culturales,  Deseo que no hubiera cerrado la única librería del barrio,  Ansío que la biblioteca no sea, para la mayoría, un lugar extraño. Quiero verte paseando por mi calle, porque te gusta, aunque no sepas ni como se llame. Creéme, porfavor ¡Creéme! hay cultura en mi calle, en mi ventana, en la suya, en la nuestra. Se oye un tímido violín errado. Oí que él publicó un libro el mes pasado. Se ve la luz de la habitación del estudiante que aprende pasada la medianoche. Y todo lo hacen porque cuando sueñan, no sueñan con losas rotas. Ellos, quieren vivir en tu cal

Nouvelle section: Les chemins de fer

Bonjour á mes libres lecteurs de mon blog!! Aujourd'hui j'ai une petite sourprise pour tous: Je commence une petite section que j'attends que, avec le temps devenu plus grande: Les chamins de fer. Une petite section que serait plain des petits recits en français avec l'objectif de milliorer mon expresion écrite en français et votre comprhension écrite. Et aussi comme une forme de melanger notre connesaince. On y va avec le petit recit d'aujourd'hui: Allons-y! Des vrais sourires J’essaye tous les jours d’écrire un peu, pendant je m’ennuyé à le métro, dans le train, au bus. J’aime bien écrire ou le monde et plus fou, où tout le monde se dépêche même s’ils n’ont pas la nécessité.   Et j’imagine en regardant le conjoint de visages inconnus millions d’histoires. Par exemple, cet enfant-là, celui-ci qui est assis à côté de sa mère et qui signale tout c’est qu’il voit à travers la fenêtre. Je veux clairement ce qu’il regarde avec c’est enthousia

La patrulla de Camila Cortés: Capítulo 6: El año del diablo

Capítulos anteriores: Capítulo 1: La casaca Capítulo 2: El pirata Capítulo 3: Malos tiempos Capítulo 4: Pastrana Capítulo 5: Tiempo de miradas CAPÍTULO 6: EL AÑO DEL DIABLO: - ¿Está seguro jefe? Mire que si luego se lía la cosa… -Angustias, necesito a una patrulla experta en sabotaje, solo tenemos dos y ambas están de misión, no nos queda otra. -Ya, pero la señorita Cortés… -Angustias por favor. -Dijo mirándola con cierto enfado. - Limítese a hacer su trabajo, yo asumiré las consecuencias. Así pues, la secretaría se retiró del despacho de Salvador, no sin antes recoger la taza de café que le había traído de buena mañana, ahora vacía. La llevó en la cafetería, y allí, encontró a Gorka, solo, sentado sobre una mesa vacía, mirando el fondo de la taza del café que se había tomado como intentando ver en el poso su porvenir. Se puso junto a él y le dijo que el subsecretario necesitaba verle. El pirata lo miró con cierto aire de melancolía. Asintió levemente y susurr